(Por el párroco Mariano Montero, en la Misa en honor de la patrona de Santa Marta de Tormes, el 29 de julio de 2022)
Bienvenidos todos a esta misa y procesión que celebramos en honor de Santa Marta, patrona de nuestra parroquia y del Pueblo de Santa Marta de Tormes. Hoy no haría falta que hubiera homilía, por el excelente pregón que nos ha ofrecido esta mañana Don Julio Parrilla… Pero, como son dos foros distintos, dejadme que os aporte algo, uniendo la Palabra de Dios que hemos proclamado y la historia que compartimos como pueblo. Este año, a la luz del evangelio de la resurrección de Lázaro, os invito a recoger tres enseñanzas de la Santa que tienen mucho que ver con lo que hemos vivido.
1.- MARTA Y LA ALEGRÍA COMPARTIDA
Celebramos esta misa dentro de un verano casi normalizado, después del calvario de estos dos años de la pandemia del Covid-19. “¡Por fin un verano normal y unas fiestas completas, donde se siente la alegría compartida!”, dice la gente. ”¡Cuánto hemos esperado este momento!” Esta frase nos representa a todos.
Y no es para menos, porque es mucho lo que hemos pasado y lo que hemos sufrido, aunque ahora ya se nos va olvidando… Pero, ¿es posible «olvidar lo inolvidable»? Han sido dos años de miedos y sobresaltos, con tantas personas conocidas que acabaron en el hospital, que ingresaron en la UCI o que fallecieron… con tanta inseguridad en los trabajos, tantas tiendas que cerraron, tantos ahorros que se terminaron… con tantas limitaciones para que las familias se encontraran presencialmente, para hacer vida normal, viajar, festejar y compartir la alegría, ya sea en los cumpleaños, las vacaciones familiares o las fiestas patronales.
Los momentos más duros de estos dos años nos vinculaban al llanto de Jesús ante el sepulcro de su amigo Lázaro, hermano de Marta. “Mirad cuánto le quería”, decía la gente… Y las ganas de vivir que ahora sentimos nos unen a la alegría de las dos hermanas, Marta y María, después de su resurrección. ¡Imagina la emoción y el gozo del abrazo de los tres hermanos, después de dar por perdido a Lázaro! Para él fue el paso de la muerte a la vida, para ellas fue pasar de la desolación a la alegría compartida.
Y es que es un hecho probado: Aprecia más la salud y la vida quien ha estado a punto de perderlas. Eso nos ha pasado a nosotros. Por eso este verano tenemos sed de encuentro, de vacaciones, de familia y amigos, de fiesta y de alegría compartida en nuestro pueblo de Santa Marta. De esa alegría honda de la que nos hablan las lecturas bíblicas de hoy… Demos gracias a Dios por estar viviendo así este verano. ¡Gracias por la salud, por la vida y por la alegría compartida! ¡Y que viva nuestra Patrona, que sabe mucho de todo esto!
2.- ¡PUEBLO DE SANTA MARTA, SAL FUERA!
“¡Lázaro, sal fuera!” es el grito de Jesús ante el sepulcro de su amigo. También Él nos ha hablado a nosotros en estos dos años tan especiales y duros. Desde aquel tiempo primero de desconcierto total, pasando luego por las distintas olas, muchos podemos recordar momentos personales en los que era como si Jesús nos dijera a nosotros lo que les dijo a otros en el evangelio: “¡Animo, no tengas miedo!”… “¡Yo estoy contigo todos los días!”… “¡Buscad y encontraréis, llamad y os abrirán!”… “Lázaro, sal fuera!”… Sí, también lo que le dijo a su amigo ante el sepulcro, Jesús nos lo ha dicho y nos lo dice a nosotros, cambiando el nombre de Lázaro por el nuestro: “¡Jose, sal fuera!”… “¡Antonio, sal fuera!”… “¡Teresa, sal fuera!”…
“¡Sal fuera!” Qué fuerte y deseable sonaba eso cuando estábamos todos confinados, limitados obligadamente por el Covid, y en tantos otros momentos posteriores. Jesús nos lo decía al corazón, avivando nuestra esperanza y movilizando lo mejor de nosotros para salir adelante. Nos lo decía a todos: “¡Pueblo de Santa Marta, sal fuera!”. Y todos hemos contribuido para que nuestro pueblo hoy pueda estar disfrutando de este encuentro renovado y estas fiestas merecidas. Pero, aunque hay cosas que están mejorando, Jesús nos lo sigue diciendo hoy para que miremos juntos al futuro. Ya no es solo el movimiento exterior de salir del confinamiento y quitarnos las mascarillas. Jesús nos llama a hacer un doble movimiento interior:
¡Pueblo de Santa Marta, sal fuera!” Sal fuera y deja atrás lo que hemos aprendido en estos dos años que es dañino y no construye el bien común. Sal fuera del egoísmo, del sálvese quien pueda, del cada uno a lo suyo, del aislamiento emocional, del acobardamiento ante las dificultades, de la desconfianza mutua y la mirada pesimista.
¡Pueblo de Santa Marta, sal fuera! Sal fuera y saca lo mejor de ti, desarrolla lo que te construye como familia grande, la de todos los que vivimos en este municipio. Disfruta de estas fiestas y siembra en tu corazón el deseo de que el espacio y la historia que compartimos los santamartinos estén marcados por la buena vecindad, la convivencia sana, el buen trato, la solidaridad activa y el sueño de un futuro mejor para todos.
¡Que Dios bendiga, por intercesión de Santa Marta, todo lo bueno que hay en nuestro pueblo, y que nos ayude a seguir enfrentando juntos todo lo que venga en el futuro, como una sola familia!
3.- CUIDEMOS LA CASA COMÚN
La tercera invitación de hoy profundiza en la que ya apunté el año pasado, cuando señalaba la importancia de construir juntos una “cultura de los cuidados”. Este año lo uno a esa expresión tan frecuente del Papa Francisco, que es la de “la Casa común”.
La Casa común es el mundo que está más allá de las paredes de nuestra vivienda particular. La Casa común es el vecindario, el barrio, el pueblo de Santa Marta. La Casa común es la provincia de Salamanca, es Castilla y León, es España. Y la casa Común es no solo Europa, sino la entera Madre Tierra, el planeta que compartimos todos los que vivimos en él.
Este año tenemos motivos claros para poner este acento. Ya la pandemia del Covid nos despertó a una nueva conciencia común, a darnos cuenta de que en el mundo está todo conectado. Ahora, la guerra en Ucrania y la crisis económica consecuente, que va para largo, nos llevan a la misma enseñanza: vivamos más conscientes de que habitamos una Casa común y que tenemos que cuidarla; y que el futuro, sea el que sea, tendremos que enfrentarlo unidos.
Por si fuera poco, los múltiples incendios de este verano nos han hecho sentir que el peligro lo tenemos al lado, y que los bienes que ahora tenemos y disfrutamos, mañana pueden acabar en cenizas, si no los cuidamos. Un estudio de la Junta de Castilla y León dice que Santa Marta de Tormes es el municipio de más de 10.000 habitantes que tiene mayor proporción de zonas verdes por persona. Esto tendría que hacernos más sensibles y comprometidos ante el cuidado de la naturaleza y de los espacios compartidos. Los incendios de este verano son una señal que no hay que despreciar, sino que hay que recogerla para comprometernos con más fuerza en lo que ya sabíamos: ¡Cuidemos la casa común!
Nuestra patrona Santa Marta es una fuente de inspiración y compromiso en esa dirección. En el evangelio vemos que la casa de Marta, María y Lázaro era frecuentada por Jesús cuando pasaba por Betania. Los hermanos le ofrecían lo que ojalá no le faltara a nadie en este mundo: techo y comida, servicio y escucha, acogida y amistad. La casa de Betania es símbolo del mundo entero y, para nosotros, del pueblo de Santa Marta. ¡Que por intercesión de nuestra Patrona sepamos hacer de este pueblo un lugar donde los santamartinos nos sintamos orgullosos de vivir aquí, y donde los que llegan de fuera puedan apreciar nuestra acogida y hospitalidad!
¡Viva Santa Marta!